Majestuoso y fascinante, este dragón alado no es otro que Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de los antiguos pueblos mesoamericanos. Esta espectacular estatua rinde homenaje a la deidad azteca en una postura dinámica y esbelta, como surgida de un mito ancestral. Cada detalle de sus escamas, sus alas y su cresta ha sido cuidadosamente trabajado para ofrecer una presencia escultórica poderosa y mítica.

Símbolo de sabiduría, conocimiento y renacimiento, Quetzalcóatl representa la conexión entre el cielo y la tierra, entre lo divino y lo humano. Su forma serpentina se enrolla con gracia alrededor de una base ornamentada, mientras que sus alas desplegadas le confieren una apariencia casi celestial. Su rugido congelado y su mirada penetrante parecen desafiar el tiempo, inmortalizados en una eternidad sagrada.

Disponible en tres acabados alquímicos: Oro solar, Bronce ancestral o Antracita martillada, esta estatua se adapta a la atmósfera que desees crear: resplandeciente, antigua o majestuosa y oscura.

Esta impresionante creación se integra perfectamente en un altar espiritual o en una colección de arte esotérico. Cautivará a los apasionados de la mitología, a los amantes de los símbolos poderosos y a todos aquellos que deseen honrar la grandeza de un dios olvidado. Una obra imponente e inspiradora, en la encrucijada entre el arte y lo sagrado.

Realizada con esmero por nuestro alquimista, cada estatua es única en su acabado. Encierra la unión perfecta entre tradición y poder espiritual, destinada a convertirse en el corazón visual de cualquier espacio sagrado o decorativo.