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Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Homenaje al dios celta Cernunnos, esta estatuilla dorada encarna el antiguo espíritu de los bosques. Símbolo de tránsito, de ciclo y de poder salvaje, encuentra su lugar en altares, gabinetes de curiosidades o espacios rituales. Realizada en resina, evoca los antiguos santuarios druídicos.
En los pliegues olvidados de los bosques primordiales, donde los árboles hablan en silencio y los hongos trazan círculos bajo la luna, persiste una presencia. No tiene un solo nombre, sino mil rostros, mil alientos. Entre los celtas se le conocía como Cernunnos. Otros lo llamaban simplemente “El Cornudo”, “Señor de la Vida Salvaje” o “Maestro de los Umbrales”. Esta estatua le rinde homenaje: una encarnación del antiguo espíritu del bosque, un dios de los ciclos y la regeneración, de las bestias y las fuerzas telúricas.
Su apariencia no es completamente humana ni completamente animal. El cuerpo se eleva como esculpido en una espiral de energía y madera, ondulando en un movimiento congelado por la resina, como niebla detenida por la escarcha. Su mirada es serena y antigua, las astas desplegadas como un abanico sagrado de antenas cósmicas. En sus grandes cuernos cuelgan telas, jirones, quizás ofrendas, o restos rituales dejados por quienes, antaño, osaban comunicarse con las fuerzas invisibles.
Los detalles son de una riqueza impresionante: cada pliegue de la túnica giratoria parece capturar un soplo de viento ancestral; las astas curvadas llevan la marca de antiguas fuerzas, retorcidas por los siglos. A los pies de la deidad, pequeñas amanitas rojas —hongos sagrados con múltiples interpretaciones— salpican la escena como balizas psicotrópicas, guías hacia otros niveles de conciencia.
Aunque hecho de resina, el objeto está tratado con un acabado dorado mate que le da un brillo antiguo, con pátina, como salido de un templo druídico abandonado o de un santuario pagano redescubierto. La textura, suave pero trabajada, ofrece un agarre agradable pero también invita a la contemplación silenciosa. Es una obra que habla a quienes ven más allá de las formas, que sienten la vibración de los antiguos relatos en los objetos.
Esta estatuilla puede usarse en distintos contextos: como pieza central en un altar dedicado a la naturaleza o a las fuerzas salvajes, como objeto de enfoque durante meditaciones en el bosque, o como talismán protector en un espacio de adivinación, herboristería o magia. También encontrará su lugar en un gabinete de curiosidades, entre cráneos, frascos y otras reliquias ocultas.
Tenga en cuenta que la base de madera visible en algunas fotos no está incluida. Se trata de una escenografía alquímica propia de L’Emporium Alchimique, utilizada con fines estéticos. Esto le deja libertad para instalar a Cernunnos en el entorno ritual o decorativo que más le convenga.
Cernunnos no es un ídolo al que se rece. Es una presencia que se acoge. Una memoria viva del vínculo sagrado entre el ser humano y el bosque, entre lo visible y lo invisible. Nos recuerda que la magia no solo se aprende en los libros, sino también en el humus, la piedra, la corteza y la noche.
Dimensiones: 17 cm de alto
20 cm de ancho
14 cm de profundidad
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