Aquí tienes un artefacto que incluso los goblins miran con respeto: el Contador del Dungeon, un contador de puntos de vida que ha decidido tomar la forma de una mini-mazmorra sobre tu mesa. Cada losa, cada moneda de oro y cada cofre viejo parece contar una aventura pasada, probablemente una donde alguien casi muere… de ahí su utilidad hoy.

Su corazón mecánico muestra tus puntos de vida lejos de miradas indiscretas (excepto las pegadas a tu ficha, pero para eso no existe remedio). Dos pequeñas ruedas permiten girar decenas y unidades con la suavidad de un pícaro abriendo una puerta trampa. Ya ganes uno, pierdas tres o grites “¿POR QUÉ EL DIRECTOR QUIERE MI MUERTE?”, tu mazmorra mantiene el conteo sin inmutarse.

Su forma de ocho, sus paredes azul-piedra y sus pequeños accesorios moldeados le dan el aspecto de una sala de mazmorra clásica: casi esperas ver un slime salir de algún rincón. Es ligero, resistente, compacto y terriblemente estiloso. Tus jugadores lo mirarán tanto como sus propios dados… lo cual ya es un logro.

Ideal para roleros, paladines torpes, bárbaros temerarios, bardos demasiado confiados, druidas que tanquean más de lo previsto y cualquiera que prefiera ver bajar sus PV en un bonito accesorio en vez de en una app fea. El Contador del Dungeon convierte cada punto perdido en una anécdota gloriosa.