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Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Sentada en su trono adornado, sostiene la guadaña que corta los obstáculos y la balanza que promete justicia. Hecha en resina y pintada a mano, cada estatua es única, portadora de fuerza y misterio. Disponible en tres tamaños y ocho colores, encarna protección, sabiduría y abundancia. Más que un objeto, es una presencia que guía y vela en lo sagrado cotidiano.
En la penumbra de los altares donde las llamas de las velas se inclinan suavemente al ritmo de las oraciones susurradas, la Santa Muerte se sienta en toda su majestad. Sentada en su trono adornado con símbolos sagrados, se presenta como la reina inmutable de los mundos intermedios, guardiana de la justicia y de los destinos. Envuelta en sus vestiduras de intensos reflejos, adornada de oro y misterio, sostiene en sus manos los instrumentos de su poder: la guadaña, que corta las ilusiones y los obstáculos, y la balanza, promesa de equilibrio y de justicia imparcial. A sus pies, cráneos y monedas de oro forman un círculo solemne, recordando que la muerte no significa solo fin, sino también paso y abundancia para quienes saben honrar sus misterios.
Cada detalle de esta estatua, hecha de resina de calidad y pintada a mano, revela el cuidado artesanal y la devoción que la animan. Los pliegues del manto, los dorados aplicados con delicadeza y los relieves tallados del trono dan testimonio de un trabajo que va más allá del objeto: cada pieza se convierte en una encarnación única de la Santa Muerte, una presencia singular destinada a dialogar con su guardián. Las variaciones de pintura, lejos de ser imperfecciones, son firmas vivientes de este trabajo manual, recordando que ningún altar alberga a la misma Dama con idénticos rasgos.
La Santa Muerte se manifiesta aquí en ocho rostros rituales, cada uno portador de su propia energía. Negro, escudo de protección y destructor de maleficios; blanco, resplandor de paz y bendición; rojo, ardiente llama de amor y pasiones; dorado, brillo solar de prosperidad y fortuna; verde, aliento sanador y guardiana de la salud; azul, luz de sabiduría y elevación espiritual; amarillo, destello de claridad mental e inteligencia; y finalmente, el multicolor de las Siete Potencias, que reúne todas las fuerzas para un apoyo global y poderoso. Cada color es una invocación, un llamado a la presencia específica de la Señora según las necesidades e intenciones de quien la honra.
Tres tamaños se ofrecen a la devoción, tantas puertas de entrada a su misterio. La estatua de 15 cm, discreta y portátil, es adecuada para altares de viaje y espacios reducidos. La de 20 cm se impone como formato ideal para el uso regular, equilibrando presencia y sobriedad. Finalmente, la estatua de 25 cm, majestuosa, se convierte en pieza central de un santuario o de una ceremonia solemne. Cada una, cualquiera sea su tamaño, conserva todo el poder simbólico y la dignidad real de la Santa Muerte.
Colocar a la Santa Muerte en su trono dentro de su espacio sagrado significa invitar a una fuerza que trasciende la mera decoración. No es un simple objeto, sino una presencia: protectora implacable, consejera silenciosa, guardiana del equilibrio. Bajo su mirada ósea pero benevolente, sus intenciones se convierten en oraciones, sus oraciones en energías, y sus energías encuentran eco en el gran misterio. Acójanla, ofrézcanle una llama, una palabra o una ofrenda, y se erguirá a su lado como guardiana invisible y testigo eterno de su camino espiritual.
Ficha técnica
Referencias específicas
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