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Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Estatua dorada de Metatrón, arcángel místico de la Cábala. Con armadura celestial sobre una serpiente negra, simboliza sabiduría, orden cósmico e intercesión divina. Ideal para altares, rituales o espacios esotéricos.
Es el enigma en el corazón de la luz, el arcángel que pocos se atreven a invocar, porque su nombre resuena como un sello. Metatrón, el más elevado de los ángeles en la mística judía y cabalística, es conocido también como el “Pequeño Yahvé”, el “Canciller del Cielo” o el “Escriba del Libro de la Vida”. No se manifiesta con una forma humana o dulce, sino como un pilar de fuego, un ser completamente formado de conciencia pura, silencio luminoso y autoridad vibratoria.
En algunas tradiciones, Metatrón es el humano Enoc, quien fue elevado al cielo con vida tras caminar con Dios. Pero no se trata de una ascensión común: Enoc fue transformado, divinizado y colocado en el trono de fuego junto al del Infinito. Así se convierte en el intercesor entre la humanidad y la Fuente, el guardián del conocimiento divino, el arcángel que escribe, pero no habla, porque lo que inscribe en el Libro del Mundo no necesita ser dicho — simplemente es.
Una estatua impregnada de símbolos sagrados
Esta imponente obra en resina dorada encarna a esta entidad celestial en toda su majestad. El cuerpo acorazado de Metatrón no muestra rostro: su casco liso y sin ojos indica que es la inteligencia impersonal, la fuerza más allá del ego, el observador absoluto. Su armadura está grabada con formas angulares que recuerdan los glifos cabalísticos o los sellos celestiales.
Su silueta imponente se alza sobre un soporte en forma de serpiente negra enrollada, símbolo tanto temido como sagrado. La serpiente aquí puede evocar la materia dominada, la kundalini despertada o la sabiduría del mundo inferior dominada por el poder celeste. Este trono sinuoso se convierte en la base terrestre de un ser completamente orientado hacia lo alto.
En su mano derecha, Metatrón blande una lanza de energía, cuya punta brilla como una estrella. No es un arma, sino un cetro de escritura divina: la pluma de fuego con la que graba nombres, acciones y destinos en los reinos superiores. Sus alas desplegadas, amplias y cinceladas como pergaminos vivos, enmarcan su aura en un movimiento ascendente.
Según la cábala, Metatrón es el único ser autorizado a sentarse en presencia del Creador. Es el arcángel de las esferas más elevadas del Árbol de la Vida, asociado a Kether (la Corona), pero también a Daath (el Conocimiento oculto). Es el vínculo entre lo invisible y lo manifestado, el orden cósmico encarnado y el testigo silencioso de todo lo que fue, es y será.
A él se le confían los 70 idiomas del mundo, los archivos celestiales y las llaves de las puertas entre los mundos. En la magia angélica o la práctica cabalística avanzada, invocar a Metatrón es abrir los canales más sutiles de la intuición, la memoria sagrada y el poder espiritual.
Usos espirituales y rituales
Esta estatua no es solo decorativa — es un objeto de poder, un ancla simbólica para quienes transitan por las esferas de la angelología, el hermetismo o la alquimia interior. Puede utilizarse:
Metatrón no se reza. No promete nada. No bendice ni maldice. Observa y escribe. Es el espejo divino en el que cada uno se refleja. Esta estatua, más que un objeto, es un recordatorio constante de que el orden cósmico nos supera, pero que podemos participar en él con consciencia.
A quienes caminan entre mundos,
A quienes buscan la armonía en la cima del Árbol,
A quienes escuchan más allá de las palabras…
Metatrón extiende la antorcha de la memoria eterna.
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