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Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Tu puerta a tesoros místicos y maravillas alquímicas.
Estatua de la diosa nórdica Hel, guardiana del reino de los muertos. Soberana silenciosa y justa, encarna el tránsito, la memoria y el fin de los ciclos.
En las brumas frías de los reinos del Norte, donde los muertos ya no gritan pero aún susurran a las piedras, habita Hel.
Ni ángel ni demonio, ella es el umbral. El punto sin retorno. La acogida silenciosa e imparcial de aquellos a quienes la vida ha abandonado.
Hija de Loki y de la giganta Angrboda, hermana del lobo Fenrir y de la serpiente Jörmungandr, Hel reina sobre Helheim, el reino de los muertos en la cosmología nórdica. Pero no te equivoques: su reino no es infierno ni castigo — es el lugar de descanso de aquellos que no encontraron gloria en combate. Un reino frío, subterráneo, eterno… y gobernado por una diosa tan temible como enigmática.
La estatua que aquí descubres rinde homenaje a esta deidad poco conocida pero esencial: la guardiana del umbral, la soberana del otro mundo.
Realizada en resina negra con pátina, se alza erguida, imponente, vestida con un manto cuyos pliegues parecen hechos de humo y sombra solidificada. Su tocado con múltiples astas de ciervo — símbolos de soberanía, transición y renacimiento — se eleva como una corona del inframundo.
En una mano sostiene un cráneo humano, no como amenaza, sino como espejo: el de nuestra propia finitud.
Su rostro es sereno e implacable a la vez, su postura noble, imperturbable. No inspira miedo, sino respeto — un respeto arcaico y visceral, reservado a fuerzas que no pueden ser corrompidas ni evitadas.
Símbolo de tránsito, justicia y desapego
Contrario a los clichés, Hel no es malvada. Es necesaria. No es ni cruel ni benévola, sino justa. Acoge las almas con ecuanimidad y les ofrece el silencio que la vida les niega.
Su estatua puede usarse en múltiples contextos:
Los detalles de su vestido, el trenzado de su cabello, la textura de sus mangas y las runas sutiles que se adivinan en la base… evocan una escultura sagrada salida de lo profundo de un túmulo funerario vikingo.
Colocada en un gabinete de curiosidades, se convierte en una pieza central fascinante e inquietante. En un altar, es un canal de meditación sobre el paso, la memoria, el silencio y la transformación.
Características técnicas
No te llama. Te espera.
No te juzga. Te acoge.
No ofrece bendición ni maldición — sino la verdad desnuda, de la que ya no se puede huir.
Para quienes operan en los márgenes de lo invisible,
para quienes honran el ciclo completo,
para quienes buscan la profundidad más que la luz,
Hel te tiende la mano.
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